Se miraron a los ojos y convirtieron el baño en una suite de lujo; Los cristales empañados sin calefacción. Dibujando sus cuerpos contra el espejo. Lloviéndose bajo la ducha. Mordiéndose la sal que quedaba de la playa y sus marcas de sol. Enjabonándose el cuerpo y la vida, dejando resbalar sus manos contra la pared y los besos en la nuca. Viviendo sin toalla, follando sin control. Jugando a dar sin pedir nada a cambio.
Y el grifo no se giró nunca.
Casi sin querer.