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miércoles, 18 de septiembre de 2013

,,Lágrimas de alegría,,

lightbulb | via Tumblr





Es curioso escuchar el diferente sonido de una lágrima. Si cerramos los ojos es fácil percibir si es de felicidad o de inexplicable tristeza. El brillo de las  lágrimas de alegría es deslumbrante; en cambio mirar fijamente unos ojos que lloran con absoluta tristeza hace que una pequeña parte de tu corazón se contraiga como el aire de los globos de los niños con el paso del tiempo.
Ella lloraba porque sabía que le había perdido para siempre. Sabía que no habría forma física de volver a aquellas tardes de otoño en el banco de aquel parque, o al primer atardecer que vieron aparecer por la ventana. Se había ido, eso era todo. No había más que explicar. Siempre confió en que fuese una historia in-acabada, como pasa en esas películas en las que después de tanto tiempo  ÉL y ELLA  vuelven a encontrarse casualmente, como en el pasillo de aquel instituto. Pero en realidad nunca le ha sucedido a alguien que yo conozca. Y creerme si os digo y confieso que conozco a mucha gente. Después de él hubo muchos otros chicos, pero muy pocos hombres.
Creía que la oscuridad cesaría el día que decidí volver a encender la luz que había iluminado mi vida hasta entonces, pero por algún casual, todas las pilas de la ciudad estaban agotadas y mi linterna, inválida, perece en aquel estante desde el día que me que sin pilas, y sin fuerzas para seguir.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Cuestión de prioridades.

A veces una se da cuenta de que el secreto de la perfección no siempre se encuentra tras ese cabello largo y rubio, en la habítación de tus sueños o en ese inalcanzable abrigo y esas botas de marca que tan de moda estan.
A veces una se da cuenta de que el secreto de la perfección es un timo. Que nadie nunca podrá llegar a ser perfecto. Ni siquiera las chicas de las fotos de esa increible página que no puedes dejar de visitar o las que aparecen en esa revista semanal tan cotizada; con su pelo inmensamente largo, vistiendo ese abrigo y botas que seguramente no vuelvan a ponerse.
A veces una se da cuenta de la belleza de las cosas simples. De poder saber apreciar el sabor de las buenas cosas y saber esprimirlas hasta el final cuando se tienen. Porque seguramente yo no me parezca en nada a esas chicas y lo más probable es que nunca lleve ese abrigo o calce esas botas, pero aun así mi madre seguirá repitiéndome cada día que para ella, siempre seré perfecta gracias a mis imperfecciones.